Joan Miró i Ferrà es uno de los principales pintores del siglo XX y sus cuadros son la representación temprana del surrealismo como movimiento artístico en España.
Los lienzos de este famoso pintor destacan por su estilo infantil, aunque en sus inicios parte de influencias claras por parte del fauvismo, el expresionismo y el cubismo, más adelante, en su desarrollo como artista, se sumerge en el mundo de lo onírico y el surrealismo le quedará como anillo al dedo.
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Joan Miró i Ferrà es un icono del arte pictórico español del siglo XX. Aunque éste barcelonés nacido en el año 1893 no se dedicó sólo a la pintura, también fue escultor, ceramista y grabador. Pero dónde nos centramos en está página por ser de todas sus obras las que más nos atañen, por encima del resto de habilidades es, sin duda alguna, la pintura.
Si bien hoy en día todo el mundo tiene claro que Miró es un artista de estilo surrealista, no fue así en sus incios, cuando el surrealismo realmente todavía estaba en pañales.
Las principales influencias de este autor fueron fauvistas, de ahí su empleo provocativo de los colores; el cubismo caló hondo en él, con esa intención de romper con todo lo previamente establecido; que conjuntamente con la tendencia expresionista de la época que prácticamente nacia del fovismo.
En conjunto las tres tendencias que más marcaron su juventud como artista fueron las que culminarían más tarde en el surrealismo, y ese afán de romper con todo lo establecido, así como ese estilo propio casi infantil, naïf, que tiñe sus cuadros.
Pintado en 1962, Azul II es una obra minimalista y cubista,
como otras obras de arte abstracto, está basado en la forma y la composición como
elementos principales del significado del lienzo.
Esta obra data de los inicios de la carrera de este importante artista, pues es de estilo
figurativo, dónde se puede apreciar el estilo cubista de sus comienzos.
Como su nombre indica, esta pintura casi collage representa esa lucha final
de la evolución artística de Miró, cuando rechaza too el arte previo optando
por representaciones puramente abstractas.
Conocido lienzo del estilo naif e infantil de Miró, donde representa un
enorme Sol muy bien sustentado en las bases de la composición artística en la
que este artista demostró ser un experto.
Pintada en 1924, ésta es una de las principales obras en la carrera artística de Joan Miró,.
Perteneciente al periodo surrealista del autor, este cuadro es realmente
considerado el inicio del Surrealismo para Miró.
Es curiosa la explicación que dio él mismo sobre este lienzo:
Intenté plasmar las alucinaciones que me producía el hambre que pasaba. No es que pintara lo que veía en sueños,
como decían entonces Breton y los suyos, sino que el hambre me
provocaba una manera de tránsito parecido al que experimentaban los orientales.